La marca Quaker lanzó al mercado un producto que se promociona con el nombre de Avena Proteína. En la imagen de la publicidad, en un círculo, se resalta que esta nueva presentación contiene 15 gramos de proteína.
Sin embargo, una asterisco en la cantidad de gramos indicada, nos lleva a la letra menuda del producto. Ahí se lee lo siguiente: *15 g. de proteína por porción con leche.

Es decir, la avena por sí sola no aporta esa cantidad, y solo se logra cuando se le agrega la proteína de la leche.
Algunos consumidores reclamaron en las redes sociales de la marca lo que consideran una práctica publicitaria engañosa.
Un usuario hizo notar que no había ninguna diferencia con las otras avenas, y la respuesta de Quaker, parece confirmarlo:

Quaker confirma en la respuesta que por sí sola la presentación contiene solo 7 gramos de proteína (lo habitual en cualquier tipo de avena), y es con la leche que se logra el total de 15 gramos que tanto resalta la publicidad.
Si Quaker hubiese querido ser transparente con el consumidor, habría indicado de una vez en el círculo que los 15 gramos de proteína son «con leche», y no remitir a otro sitio del anuncio, con una tipografía más pequeña.
Esta es sin duda una estrategia de mercadeo diseñada para que el producto aparente propiedades que en realidad no tiene.
¿Y la Defensoría del Consumidor?
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