Más de un billón de colones es la deuda de los costarricenses con tarjetas de crédito, sin contar los préstamos de consumo, las compras en tiendas comerciales a paguitos y las obtenidas en financieras que operan sin regulación de la Sugef.
Este alto y creciente nivel de endeudamiento pone en jaque un sistema económico que se sustenta en el consumo.
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