Cuando la dieta y el ejercicio no bastan

Vivimos rodeados de compuestos químicos. Están en la ropa que vestimos, en los objetos que utilizamos y en nuestra comida.

Los hogares están repletos de productos químicos y debido a una escasa o nula regulación, muchos de ellos contienen elementos tóxicos o peligrosos para la salud, en cuenta efectos adversos en el metabolismo que podrían estar ligados al creciente problema de obesidad.

Un reporte de la Washington Toxics Coalition (WTC) y publicado por la organización Safer Chemicals Healthy families (químicos más seguros, familias saludables) indica que más allá de los cambios en la dieta y la práctica de ejercicio, nuevas investigaciones están revelando un ligamen entre los productos químicos tóxicos y la dificultad para mantener un peso saludable.

Algunos de estos químicos afectan el sistema hormonal y alteran la función metabólica, lo cual puede conducir a la obesidad, resistencia a la insulina (condición prediabética) y enfermedades cardíacas.

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Los productos de limpieza pueden contener compuestos químicos nocivos para la salud. 

Enemigos invisibles

Los ftalatos, por ejemplo, son un grupo de compuestos utilizados como plastificadores y portadores de fragancias, y se encuentran en gran cantidad de productos de uso común como artículos de PVC, vinilo, y productos de limpieza y uso personal.

En estudios realizados con animales, los ftalatos han afectado la producción de testosterona y una baja producción de esta hormona se asocia con la obesidad y el síndrome metabólico en varones.

Otro compuesto químico peligroso es el Bisfenol A (conocido como BPA). El BPA se utiliza como revestimientos en las latas de alimentos y en algunas botellas plásticas, incluidos los biberones para bebés.

Este químico estimula la producción de estrógenos y afecta la función tiroidea. Según el reporte de WTC existen investigaciones de laboratorio que también vinculan su exposición con el aumento de peso.

La organización también hace mención a estudios de cultivo celular que demuestran cómo el BPA puede suprimir las hormonas que protegen de la resistencia a la insulina, e incluso disparar otros tipos de células para convertirse en células de grasa.

Finalmente, están los compuestos perfluorados (PFC), utilizados para la fabricación de recubrimientos resistentes a las manchas para la ropa, muebles, alfombras, embalajes de papel y utensilios de cocina.

Una característica de los PFC es que son muy duraderos, tanto en las personas como en el medio ambiente. En referencia a estos compuestos químicos los estudios asocian su exposición con niveles más altos de colesterol.

A pesar de lo difícil que resulta exigir a las compañías que comprueben la inocuidad de sus productos, más de 200 organizaciones estatales, nacionales y locales en los Estados Unidos, se han unido para formar la coalición Safer Chemicals, Healthy Families.

Ellos siguen enfrentando el cabildeo multimillonario que realiza la industria química para evitar cualquier tipo de legislación que los obligue a fabricar productos más seguros y eliminar aquellos que representen un peligro para la salud de las personas.

 

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