En los últimos 10 años se han presentado más de 700 conflictos por el agua en Costa Rica.
Muchos de estos enfrentamientos se dan entre la sociedad civil y el gobierno y la raíz de ellos está en la falta de una adecuada infraestructura y el desconocimiento generalizado debido a un escaso monitoreo del recurso.
Estos conflictos hídricos producen inestabilidad económica, social y hasta la migración de gente que se ve obligada a dejar su lugar de residencia por falta de agua, tanto para consumo propio como para sus actividades económicas.
Así lo reveló un estudio pionero realizado de manera conjunta por la Universidad Nacional (UNA), la Empresa de Servicios Públicos de Heredia S.A. (ESPH), el Organismo Internacional de Energía Atómica y la Fundación para el Desarrollo de la Cordillera Volcánica Central.
Estas organizaciones lograron poner en marcha una innovadora tecnología que permite crear una red de monitoreo hidroclimática, con lo cual se puede detectar y medir la cantidad, procedencia y edad del agua.

Con esta información se confeccionan mapas hídricos que servirían de base para planificar el crecimiento urbano y las actividades económicas, sin poner en peligro las fuentes de abastecimiento del agua.
El proyecto fue presentado el pasado mes de mayo por el hidrólogo químico de la UNA, Ricardo Sánchez Murillo.
Según Murillo, los pocos esfuerzos que existen en el país para monitorear el recurso hídrico son institucionales y no están integrados.
“Tenemos un problema de conocimiento del recurso hídrico. Tenemos las mediciones atmosféricas que hace el Instituto Meteorológico Nacional, pero nos hacen falta las mediciones superficiales y subterráneas”, afirma Murillo.
Se suma al problema el desconocimiento que existe sobre las zonas de recarga.
“Esto significa que podrían estarse otorgando permisos de construcción en donde lo que procede es proteger la recarga acuífera”, advierte el hidrólogo.
El escenario ideal es que las municipalidades contaran con esta información para basar sus decisiones de ordenamiento territorial en datos científicos, y evitar choques innecesarios con ciudadanos y desarrolladores.
Para que esto suceda, primero debe cambiar la forma tradicional de ver el recurso hídrico y optar por una gestión multicantonal.
Conocer cuánta agua hay, cuánta es la oferta y la demanda, permitará saber con certeza cuál es el tipo de desarrollo que puede tener cada zona.
“Si no pasamos esto al plano político, no vamos a lograr el cambio”, sentenció Murillo.
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