Niños sufren y mueren por falta de agua

La escasez de agua está teniendo un impacto negativo en todo el mundo y afecta de manera particular a los niños y niñas de países con graves problemas sociales y que están siendo azotados por los drásticos efectos del cambio climático.

Los niños sin acceso a agua potable multiplican sus probabilidades de morir a causa de enfermedades producidas por bacterias y, en caso de no morir de sed, padecen de atrofias corporales y mentales.

Según un reporte recién publicado por UNICEF, cada día más de 800 niños menores de 5 años fallecen víctimas de diarreas causadas por la insuficiencia de agua, higiene y saneamiento.

156 millones, en ese mismo rango de edad, presentan retraso en el crecimiento, daño cognitivo y afectación en el desempeño escolar.

A medida que aumenta el estrés hídrico, los efectos del cambio climático amenazan con destruir, contaminar o secar el agua que nos queda.

En Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen la sequía está teniendo efectos catastróficos y se calcula que solo en Etiopía, más de 9 millones de personas carecerán de acceso a agua potable este año.

Además, se proyecta que para el 2040, 1 de cada 4 niños  (alrededor de 600 millones de niños en el mundo) vivirán en zonas de alto estrés hídrico.

El problema del agua es real y el cambio climático lo agrava. Las personas más vulnerables, los más pobres y con menos recursos, sufren un daño mayor.

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Las sequías ponen en serio peligro la vida de los niños. 

 Con el clima en contra

Según UNICEF, las sequías plantean una variedad de riesgos desastrosos para los niños.

A medida que sube la temperatura, más agua y  humedad se evapora de la tierra y se reduce el líquido disponible para el consumo humano.

“Para los niños, la deshidratación ocurre rápidamente y puede ser mortal. Con menos agua disponible, los niños comerán alimentos menos nutritivos», apunta el informe.

En el otro extremo, el aumento de las lluvias y  las inundaciones también pueden tener efectos devastadores en regiones con servicios de saneamiento deficientes, o sin acceso a agua potable.

Los picos de mortalidad y morbilidad diarreicas están asociadas con las lluvias estacionales, las inundaciones y el clima extremo.

El cólera se propaga con facilidad a través del agua contaminada y, si se consume, puede ser letal en cuestión de horas.

Las inundaciones también elevan el riesgo de adquirir enfermedades como la malaria, el dengue o Zika, que representan más del 17% de todas las enfermedades infecciosas y son responsables de la muerte, cada año, de más de 1 millón de personas.

Urge hacer algo

Anthony Lake, director ejecutivo de UNICEF, hace un llamado para que los gobiernos planifiquen y tomen en cuenta los cambios en la disponibilidad y demanda del agua para los próximos años.

Según Lake, los riesgos climáticos deben ser integrados en todas las políticas relacionadas con el agua,  saneamiento y  los servicios e inversiones deben enfocarse en las poblaciones de alto riesgo.

Las empresas también deben cumplir su parte con la prevención de la contaminación y el agotamiento de las fuentes de agua, y corresponde a las comunidades explorar cómo diversificar sus fuentes de agua y aumentar la capacidad de almacenamiento.

“Lo más importante es que el acceso de los niños al agua potable para beber debe ser una prioridad”, dice Lake.

Para el director de UNICEF, “en un clima cambiante, debemos cambiar nuestra forma de trabajar para llegar a quienes son más vulnerables”.  Y una forma eficaz de hacerlo es salvaguardando su acceso al agua potable.

“Es elemental”, concluye.

 

 

 

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